dunanea
Residente
Esplendor en la hierba
Bandera de España en mano, saltándose cualquier protocolo, Rafael Nadal se secaba las lágrimas mientras trepaba por la 'Catedral' para recibir la felicitación de su familia y de los Príncipes de Asturias. Regresó a su silla y el llanto no se detuvo. Le temblaban las manos. Él, tan acostumbrado a la victoria, no era capaz de encajar esta vez alegría tan grande. No era para menos. Al fin, 42 años después de Manuel Santana, 14 después de Conchita Martínez, un español triunfó en la pista central de Wimbledon. Y lo hizo en la final más larga de la historia del torneo, 4 horas y 46 minutos, y ante el, para muchos, mejor jugador de todos los tiempos, el pentacampeón del torneo, el heredero de Borg , quien como él, tras un lustro de dominio absoluto, comprendió que la hora del relevo había llegado. Nadal sudó más que McEnroe en 1981, pero se impuso a Roger Federer con un resultado que permanecerá para siempre en la memoria colectiva: 6-4, 6-4, 6-7 (5), 6-7(8) y 9-7.
Bandera de España en mano, saltándose cualquier protocolo, Rafael Nadal se secaba las lágrimas mientras trepaba por la 'Catedral' para recibir la felicitación de su familia y de los Príncipes de Asturias. Regresó a su silla y el llanto no se detuvo. Le temblaban las manos. Él, tan acostumbrado a la victoria, no era capaz de encajar esta vez alegría tan grande. No era para menos. Al fin, 42 años después de Manuel Santana, 14 después de Conchita Martínez, un español triunfó en la pista central de Wimbledon. Y lo hizo en la final más larga de la historia del torneo, 4 horas y 46 minutos, y ante el, para muchos, mejor jugador de todos los tiempos, el pentacampeón del torneo, el heredero de Borg , quien como él, tras un lustro de dominio absoluto, comprendió que la hora del relevo había llegado. Nadal sudó más que McEnroe en 1981, pero se impuso a Roger Federer con un resultado que permanecerá para siempre en la memoria colectiva: 6-4, 6-4, 6-7 (5), 6-7(8) y 9-7.