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El futuro de la distribución de contenidos

dunanea

Residente
El aumento del ancho de banda disponible a precios asequibles y el auge de las redes P2P han revolucionado la industria cinematográfica y musical. Estudiamos cuál es el futuro de este tipo de contenidos.

La llegada de la radio, de la televisión, y ahora de Internet. La implantación de un nuevo medio de distribución de contenidos a través de una innovación tecnológica siempre tiene sus detractores, que ven en ella una amenaza para la hegemonía reinante. Y con razón.
Y es que el fin del reinado de un medio de distribución y el auge de otro causa no sólo un replanteamiento del modelo de negocio, sino también un cambio en la manera de pensar de los consumidores.

Así, con la llegada de la televisión, los creadores de contenidos tuvieron que adaptarse a los nuevos gustos de una raza nueva de consumidores: los televidentes. Y en la era de Internet, son los Internautas los que han hecho que la industria del cine y de la televisión (principalmente) y la de los videojuegos se preocupen sobremanera.

La gran diferencia es que por primera vez en la historia, las herramientas de creación de contenidos están al alcance de todos, y lo que es más preocupante para las grandes empresas: también lo están los canales de distribución.

Hoy en día, cualquiera puede colgar un vídeo en YouTube con su última creación, ya sea un corto cinematográfico, o una canción. Un escritor puede maquetar su propio libro y venderlo en formato PDF en su propia web. Ya no necesita pasar por grandes editoriales o discográficas para conseguir una distribución global.

Demonizando Internet

Como pasó con la llegada de anteriores revoluciones en la manera de distribuir contenido, los canales ya establecidos han visto al recién llegado como una gran amenaza, poniendo principalmente a las redes P2P en el punto de mira como causa de todos sus males. Sin embargo, no son más un mal que una clara indicación del cambio generacional que se está produciendo entre los consumidores.

Con Internet, cada vez más gente quiere decidir qué quiere ver y oir en cada momento, siendo los tradicionales métodos de "agrupación de contenidos" como pueden ser los canales de televisión o las campañas de comercialización de las discográficas las principales perjudicadas.

Queda claro que la tecnología permite que ya no tengamos que "tragarnos" los programas mediocres de una cadena si sólo queremos ver una serie; no tenemos que comprar los temas "de relleno" de un álbum si sólo nos gustan un par de canciones.

Eliminando los intermediarios

Sin embargo, no todo el mundo está insatisfecho con la llegada de Internet dentro de la industria existente. Las productoras han visto como sus productos llegan con más facilidad al consumidor final, y se generan corrientes de opinión en la Red que hacen que series, películas, o grupos que no hubieran triunfado en los canales de distribución habituales encuentren su lugar y público.

Lo cierto es que los creadores de calidad siguen vendiendo a pesar de poder encontrar su obra a través de Internet de manera gratuita. Los que no la compraban antes, grabándose canciones de la radio (por ejemplo), seguirán sin comprarla, pero el resto encontrarán maneras más rápidas y sencillas de acceder a ella.

Cada vez hay más artistas y productoras que se lanzan a la aventura de distribuir ellos mismos sus creaciones a través de Internet. Son los primeros en darse cuenta de las posibilidades del nuevo medio en vez de tratarlo como algo a evitar. El crecimiento de Internet es imparable, y los creadores de contenidos deben adaptarse... o desaparecer.

Nuevos modelos de negocio


Pero ¿de dónde sale el dinero si la distribución se hace gratuitamente a través de Internet? Para comenzar, muchos artistas, especialmente musicales, se han dado cuenta de que pueden ofrecer su obra de manera gratuita, acompañándola de opciones "premium" para que, aquel que lo desee, se gaste el dinero en ellas. Y funciona.

De igual manera, nacen nuevas maneras de incorporar publicidad en las emisiones de vídeo a través de Internet, y las propias producciones generan negocios secundarios que exploten su éxito.

Se trata de ofrecer "algo más". Los actores de Hollywood tuvieron que aprender a entonar, a cantar, y a bailar, con la llegada del cine sonoro. Ahora se trata de adaptarse al nuevo canal de distribución, y sobretodo, a la nueva manera de pensar de sus usuarios, para encontrar maneras de rentabilizar los contenidos.

Todavía estamos en una etapa de transición, pero las bases ya están puestas y no hay marcha atrás: los contenidos tradicionales tienen que contar con Internet como herramienta y como manera de pensar para poder sobrevivir.

Fuente:terra
 
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